Como ya sabréis, la empresa, sin haber siquiera acabado el ERTE ya nos ha planteado a toda la plantilla (y a nivel nacional) un ERE. En un comunicado anterior os transcribimos el correo de la empresa en la que se nos hacía conocedores de esa medida, junto a otras no menos agresivas.
Por supuesto que estas medidas nos parecen por completo injustificadas. Por fortuna, para cubrir y defender los derechos de todos los empleados en el territorio nacional, se ha constituido la Sección Sindical Estatal de CC.OO. para Alten.
En otro comunicado anterior ya os indicaban desde Madrid, aún con un ERTE en vigor, la empresa ha seguido contratando a gente sin coordinar con nosotros ningún plan serio de formación. Más aún, ha habido puestos que muy bien podrían haber cubierto compañeros inmersos en el ERTE que sin embargo han sido ocupados por gente contratada.
Otro tema especialmente sangrante es el de las peticiones de extinción de contrato que han realizado numerosos compañeros incluidos en el ERTE. En ellas nos describen (a la empresa y a nosotros) su situación personal y cómo el haber sido incluidos en el ERTE les está afectando: el mayor problema es que a día de hoy el SEPE aún no ha pagado nada de dinero. A eso se añade el sentimiento de indefensión, olvido e incluso engaño, cuando al pedir la extinción la empresa responde (cuando lo hace) con vaguedades del tipo ‘te estamos buscando algo en algún sitio, por lo que no te concedemos la extinción’. Eso ha supuesto que la inmensa totalidad de las peticiones de extinción de empleo recibidas por la empresa en fechas recientes (peticiones en las que los compañeros amablemente nos han puesto en copia, dado que la empresa incumple su propio acuerdo y no nos informa) han recibido por respuesta, o esas difusas negativas, o directamente el silencio.
Porque hay trabajadores que han intentado una, dos, tres e incluso más veces saber que qué pasa con su petición de extinción y nadie desde la empresa se ha pronunciado.
Como veis en esta situación (el ERTE en el que aun estamos inmersos) la colaboración y buena fe de la empresa es poco menos que dudosa.
Ahora nos ha presentado este orden del día incendiario, planteando una reunión con un horario fuera de la jornada laboral. ¿Se supone que para algo tan importante como de lo que habla no es posible tratarlo dentro de la jornada de trabajo, creando tensión entre los miembros del la Sección Sindical Estatal? Hay compañeros que deben desplazarse desde Valladolid y Barcelona, y una reunión con este horario supone regresar a sus casas de madrugada o incluso el día siguiente. Se le ha pedido a la empresa que la reunión se realice más pronto, pero la empresa (en boca de su abogado, portavoz y negociador, Enrique Aparicio) se ha negado en rotundo: se realizará, esté quien pueda estar, el día 18 a esa hora marcada.
De nuevo la dirección de la empresa demuestra su mala fe ante los representantes de los trabajadores, y queremos que todos vosotros, como compañeros, seáis conscientes de esta situación.
Iniciar un proceso de negociación en unas fechas como las marcadas (víspera de vacaciones navideñas) supone una nueva tensión más a la situación: muchos de los implicados en la negociación tienen ya aprobadas sus vacaciones, e incluso tiene compromisos familiares fuera de sus ciudades de residencia habitual. Los plazos marcados por ley obligarían a realizar todas las reuniones dentro del periodo festivo… algo que se podría evitar si la empresa lo quisiera. Pero ya ha demostrado que no. Así, entre fines de semana y festivos de carácter nacional, sólo quedan seis días de negociación efectiva, seis días para estudiar toda la información que nos entregará la empresa, seis días que realmente serán menos, obligando a no pasar por alto festivos, vacaciones, etc.
Nos encontramos ante un nuevo ejemplo de la actitud despótica de la empresa hacia la representación de los trabajadores, y por extensión hacia el resto de sus empleados. Siguen sin darse cuenta de que están apaleando a aquellos que con su trabajo diario mantienen y levantan Alten.
Las medidas, desproporcionadas e injustificadas, se resumen a obligar a los trabajadores a asumir con sus sueldos y sus puestos de trabajo un supuesto (no demostrado) tiempo de vacas flacas (si bien esta RLT y muchos otros empleados tenemos la seguridad de que todo este problema económico se reduce a una nefasta gestión por parte de los directivos y los mánagers). Ahora pagamos todos, pero en los buenos tiempos, cuando todo iba viento en popa, la empresa no nos hizo partícipes de esos beneficios: ellos se quedan con todas las ganancias, y a la hora de asumir pérdidas nos las endosan a nosotros.
No podemos permitir esto. Debemos reaccionar y plantar cara. Se puede hacer, y ya ha funcionado.
En nuestro entorno sectorial se ha repetido una situación similar ya en otras empresas. En ellas la reacción de los trabajadores como un bloque unido y compacto ha dado sus frutos. El ejemplo más reciente es el de CapGemini. La plantilla optó por tomar una medida dura, durísima y de sacrificio: una huelga indefinida. Este órdago, demostrando la unión y poder de los trabajadores, ha logrado que la dirección se eche atrás.
Si ellos han podido nosotros también podemos: haciendo piña y demostrando a la dirección de la empresa (auténticos culpables de la mala gestión de la misma, auténtica razón de la situación actual) que no somos individuos dispersos sino un grupo unido.